1/11/2005 HISTORIAS CONCURSO REVISTA VIVIENDA 2005
Los jóvenes que ayudaron al Sur
Daniela Jácamo - Diario de Cuyo
"Casi nos ponemos verdes de tomar tanto mate cuando nos juntábamos para terminar el trabajo. Además, nos costó mucho terminar a tiempo. Pero todo ese sacrificio valió la pena porque ahora vamos a poder conocer el pueblo del que tanto hablamos y quisimos mejorar". Esas fueron las palabras de Gastón González, uno de los sanjuaninos ganadores de un premio nacional por su propuesta de repotenciar Tellier, un pueblito de Santa Cruz.
Gastón es uno de los alumnos del Colegio San José que decidieron participar de la convocatoria nacional que realizaron la revista Vivienda y el municipio de Puerto Deseado. El proyecto que les pedían era idear la forma de mejorar económica, social y culturalmente un pueblito llamado Tellier, que se encuentra sobre la ruta nacional 281 y su intersección con la ruta provincial 47, en el Norte de la provincia de Santa Cruz, distante 20 kilómetros de Puerto Deseado.
Gastón, Mauricio Beltrán y Marcelo Fernández formaron el "Grupo Sauce". Eligieron ese nombre porque es algo representativo de la provincia. Los tres jóvenes se reunían todas las noches en la casa de alguno de ellos. "El horario era un poco incómodo, pero no teníamos tiempo durante el día porque además cursamos en el colegio durante la tarde y algunos trabajamos. A la noche llegábamos todos cansados, pero disfrutamos mucho nuestro trabajo", aseguró Marcelo, que casi siempre prestó su casa para las reuniones.
Estos jóvenes ya se volvieron unos expertos en la vida en Tellier. Lo primero que les llamó la atención fue la cantidad de habitantes: son sólo 100. "Nos mandaron una foto en la que salían como 50 personas, es increíble que esa sea la mitad del pueblito", dijo sonriente Gastón.
Lo primero que se preguntaron fue dónde está Tellier, cuál es su clima, qué come la gente, cuáles son sus necesidades. Lo siguiente fue buscar esas respuestas. El trabajo de conocer bien un pueblo que queda a miles de kilómetros de distancia, con un clima diferente, fue todo un desafío. Muchas horas de buscar en Internet dieron sus frutos. Después de unos días ya tenían todos los datos.
Ahora venía lo más difícil: hacer las láminas en las que explican que lo mejor para conseguir el desarrollo económico del pueblo es lograr que el tren pase de nuevo, ya que desde 1978 ya no tiene ese recorrido, y que la estación se convierta en un lugar de encuentro con una salón cultural. Las casas, dijeron, pueden hacerse de madera, y chapa; y debajo del techo a dos aguas puede ir el tanque de agua. Para calefaccionarse, la gente podría fabricar un gas ecológico que se hace con el excremento de sus animales. Estas son sólo algunas de las ideas que se les ocurrieron a los jóvenes, que quieren estudiar Arquitectura para poder ayudar a la gente ideando formas de construir casas económicas. Aunque sin darse cuenta, ya empezaron a hacerlo.
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